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Luis Camnitzer

Museo de la Memoria

January 10, 2010–February 4, 2011

Luis Camnitzer: Memorial

Luis Camnitzer: Memorial
Installation view
Museo de la Memoria (2010)

Luis Camnitzer: Memorial

Luis Camnitzer: Memorial
Installation view
Museo de la Memoria (2010)

Memorial; Detail (2009)

Memorial; Detail (2009)
Pigment prints; Edition of 5 with 1 AP 194 parts
11.7h x 9.5w in (29.85h x 24.13w cm) each part

Memorial; Detail (2009)

Memorial; Detail (2009)
Pigment prints; Edition of 5 with 1 AP 194 parts
11.7h x 9.5w in (29.85h x 24.13w cm) each part

Press Release

Luis Camnitzer: Memorial
Museo de la Memoria
Montevideo, Uruguay

El talento de Luis Camnitzer crea esta guía donde de pronto baraja no sólo a los que no están, si no que -vaya uno a saber- algún otro número que por esas cosas del destino corresponde a algunos de los que pueden atender y saber donde están los que no pueden levantar el tubo.

Es casi un manual de historia.

Conocí hace mucho, antes de que se iniciara la larga noche, una madre que había perdido a su hija. La mujer rondaba por la casa, iba a la cocina, regaba las plantas, conversaba.Y durante todo el recorrido, cada vez que pasaba frente al teléfono negro, de disco, que estaba en el patiecito umbroso sobre una mesita, levantaba el tubo y discaba el seis. El seis, por esos días, se discaba para conocer la hora. Y ella se quedaba un instante escuchando "la señal indicara...", que había grabado para el servicio telefónico su hija, que ya no estaba.

Y lo que son las cosas. Hoy seguimos llamando a los que nos faltan, a los que vamos a encontrar arañando hasta el último paño de los cuarteles para recuperar hasta el último huesito. En eso estamos todos, preguntando, indagando, entrando por el ventanuco del artículo cuatro para que finalmente alguien de los que ya están y de los que van a seguir viniendo, nos diga "Ahí." Como le dijeron a Macarena, agregando con la mentira otra carga de dolor.

Javier, cuando se reunía con la formidable Luisa Cuesta del comité de familiares, decía "voy a ver a mis viejas". Esas viejas venerables han sido la proa de una navegación que no llegará a puerto hasta que recuperemos hasta el último tripulante.

Y en esa estela que deja la barca, vamos todos, hasta el puerto final, acompañando, siempre y para siempre.
-Mauricio Rosencof