While waiting for his participation in the upcoming Venice Biennale, Ricardo Brey, one of the undisputed figures of Cuban art in recent decades, is the subject of a retrospective at the M HKA in Antwerp. But the exhibition extends far beyond the museum. Look for him also at the Saint-Paulus church and the city's Athenaeum.
A la espera de su participación en la próxima Bienal de Venecia, Ricardo Brey, una de las figuras incuestionables del arte cubano de las últimas décadas, es objeto de una retrospectiva en el M HKA de Amberes. Aunque la exposición se expande mucho más allá del museo. Búsquenlo también en la iglesia de Saint-Paulus y el Ateneo de la ciudad.
Del conceptual tomó Brey sólo lo justo. Al principio le movía la escritura, tanto en su vertiente física, la del contacto con el papel, como en su anhelo de narrar. Como quien pretende fingirse por un momento extranjero en su ciudad para poder mirar lo propio con otros ojos, se vistió de colono para comprenderse desde dentro y desde fuera. Leyó los escritos de Humboldt, que llegó a Cuba en 1800, y, sin caer en simplificaciones sectarias, lamentó que la historia la hubiesen escrito otros. Así, buena parte de su obra de los ochenta implica una restitución histórica. Papeles de Verrazano es un buen ejemplo de esta práctica inicial, una construcción de manuscritos que sigue los códigos estéticos del trabajo del explorador alemán. Son cuartillas que evocan motivos relacionados con el campo de la historia natural.
El titulo alude al pirata italiano que enredó en los mares caribeños a finales del siglo XV, quien a su vez dio nombre a uno de los puentes de Nueva York, ciudad a la que viajó Brey en 1985 y desde la que pudo ver por vez primera el perfil íntegro de la isla.